lunes, 25 de febrero de 2013

Barroco Latinoamericano


El Barroco Latinoamericano.

Contexto histórico.
En este periodo, España pasaba por momentos de crisis demográficas, culturales, económicas y sociales la cual era provocada por continuas guerras y conflictos tanto externos e internos, en donde vino acompañado de hambre y peste.
El Barroco es la corriente artística y literaria que domina el siglo XVII, primero en Europay especialmente en España, para llegar luego a América, donde logra arraigarse conprofundidad, tal vez porque las condiciones sociales, económicas y culturales eran aptas para ello. El goce de la vida como constante –una de las características de este período- puede ser alcanzado sólo por unos pocos en América. La sociedad se divide según las razas y procedencias: en primer lugar los españoles que, por lo general, ocupan los cargos públicos o son religiosos que rigen la vida diaria y espiritual de todos; en segundo lugar los criollos que aun no han ascendido en la escala sociale, y por ultimo los mestizos, indios y negros que llevan sobre sus espaldas la carga de los trabajas que requieren mas fuerza.
Recordemos que las Colonias dependían de España, donde estaba el gobierno central. En el poder se encontraban los Austria menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II sucesivamente en el siglo XVII), llamados asi por la oposición a sus antecesores los grandes monarcas de la Casa de Austria, Carlos I y Felipe II. Con la muerte de este ultimo a fines del siglo XVI queda atrás un siglo glorioso y comienza a presentirse la decadencia. A pesar de que los ejércitos son fuertes y poderosos, y el país rico, su debilidad intrínseca va acentuándose cada vez mas. La colonización de América y los conflictos con otros estados europeos distraen a Espana de sus propios intereses, ya que descuida sus industrias  y dedica sus mejores hombres al cuidado de las colonias.

Representantes de Barroco Latinoamericano.

Sor Juana Inés de la Cruz.
Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana. Fue la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.
Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.
La obra de Sor Juana Inés de la Cruz
Aunque su obra parece inscribirse dentro del culteranismo de inspiración gongorina y del conceptismo, tendencias características del barroco, el ingenio y originalidad de Sor Juana Inés de la Cruz la han colocado por encima de cualquier escuela o corriente particular. Ya desde la infancia demostró gran sensibilidad artística y una infatigable sed de conocimientos que, con el tiempo, la llevaron a emprender una aventura intelectual y artística a través de disciplinas tales como la teología, la filosofía, la astronomía, la pintura, las humanidades y, por supuesto, la literatura, que la convertirían en una de las personalidades más complejas y singulares de las letras hispanoamericanas.
En la poesía de sor Juana hay numerosas y elocuentes composiciones profanas (redondillas, endechas, liras y sonetos), entre las que destacan las de tema amoroso, como los sonetos que comienzan con "Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba..." y "Detente, sombra de mi bien esquivo...". También abunda en ella la temática mística, en la que una fervorosa espiritualidad se combina con la hondura de su pensamiento, tal como sucede en el caso de "A la asunción", delicada pieza lírica en honor a la Virgen María.
La prosa de la autora es menos abundante, pero de pareja brillantez. Esta parte de su obra se encuentra formada por textos devotos como la célebre Carta athenagórica (1690), y sobre todo por la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691), escrita para contestar a la exhortación que le hiciera firmando con ese seudónimo el obispo de Puebla para que frenara su desarrollo intelectual. Esta última constituye una fuente de primera mano que permite conocer no sólo detalles interesantes sobre su vida, sino que también revela aspectos de su perfil psicológico. En ese texto hay mucha información relacionada con su capacidad intelectual y con lo que el filósofo Ramón Xirau llamó su "excepcionalísima apetencia de saber", aspecto que la llevó a interesarse también por la ciencia, como lo prueba el hecho de que en su celda, junto con sus libros e instrumentos musicales, había también mapas y aparatos científicos.

Muestras poeticas:

DETENTE SOMBRA 

Detente, sombra de mi bien esquivo,
 
imagen del hechizo que más quiero,
 
bella ilusión por quien alegre muero,
 
dulce ficción por quien penosa vivo.
 

Si al imán de tus gracias, atractivo,
 
sirve mi pecho de obediente acero,
 
¿para qué me enamoras lisonjero
 
si has de burlarme luego fugitivo?
 

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
 
de que triunfa de mí tu tiranía:
 
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
 

que tu forma fantástica ceñía,
 
poco importa burlar brazos y pecho
 
si te labra prisión mi fantasía.

ESTA TARDE MI BIEN 

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
 
como en tu rostro y tus acciones vía
 
que con palabras no te persuadía,
 
que el corazón me vieses deseaba;
 

y Amor, que mis intentos ayudaba,
 
venció lo que imposible parecía:
 
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
 
el corazón deshecho destilaba.
 

Baste ya de rigores, mi bien, baste:
 
no te atormenten más celos tiranos,
 
ni el vil recelo tu inquietud contraste
 

con sombras necias, con indicios vanos,
 
pues ya en líquido humor viste y tocaste
 
mi corazón deshecho entre tus manos.
 

Carlos de Singüeza Góngora.

Escritor y científico mexicano. Fue profesor de astronomía y de matemáticas en la Universidad de México. Ingresó en la Compañía de Jesús, de la que más tarde se separó. Participó en expediciones científicas y colonizadoras y desarrolló una vasta labor investigadora, patente en el Manifiesto filosófico contra los cometas (1681) y en la Libra astronómica y filosófica (1690). Sus textos históricos se han perdido en su mayor parte. Es autor también de narraciones (Infortunios de Alonso Ramírez, 1690) y de poemarios (Primavera indiana, 1668; Triunfo parténico, 1683; Oriental planeta evangélico, 1700).
Estudios
En 1662, Sigüenza ingresó al colegio jesuita de Tepotzotlán para iniciar sus estudios religiosos, los mismos que continuó en Puebla. En 1667 fue expulsado de la orden por indisciplina. Regresa a la Ciudad de México e ingresa a la Universidad Real y Pontificia.
En 1672asumió el cargo de catedrático de astrología y matemáticas, en el puesto que había ocupado Diego Rodríguez 30 años antes; lo ocupó durante 20 años realizando contribuciones notables, mientras desempeñaba simultáneamente el cargo de capellán del Hospital del Amor de Dios.
Trabajos Realizados
Carlos de Sigüenza y Góngora fue especialista en ciencias, astrología y matemáticas, en 1672 obtuvo la cátedra de estas materias en la Universidad de México.Participó en expediciones científicas y colonizadoras y desarrolló una vasta labor investigadora, patente en el Manifiesto filosófico contra los cometas (1681) y en la Libra astronómica y filosófica (1690). Sus textos históricos se han perdido en su mayor parte.
Desde 1682 hasta su muerte fue capellán del Hospital del Amor de Dios. Participó en una expedición a la bahía de Pensacola como geógrafo al servicio del rey de España para realizar mapas de la zona y diversos estudios. Es autor también de narraciones (Infortunios de Alonso Ramírez, 1690) y de poemarios (Primavera indiana, 1668; Triunfo parténico, 1683; Oriental planeta evangélico, 1700).
A partir de 1694 se jubila de su cátedra en la Universidad y pasa los últimos años de su vida dedicado a la capellanía y escribiendo algunas obras, cuyos manuscritos no han podido encontrarse.
Sigüenza y Góngora, con su espíritu nacionalista, poco apreciado en su época, y sus conocimientos como poeta, periodista, matemático, historiador, geógrafo y astrónomo, es uno de los primeros eruditos de la cultura mexicana.
Muestras poéticas.
Soneto del triunfo parténico
Si celeste, si cándida, si pura
es etérea azucena al Sol luciente,
cuando indultando a Delos por su Oriente
privilegia de intacta su hermosura,
¿cómo pudo el borrón de sombra impura
profanar su excepción? ¿Cómo indecente
villana espina horrorizar ardiente
la luz nevada que aun en Delos dura?
Si en la sombra no hay sombra, si en la idea
la mancha falta, no queriendo el Día
que menos que de luz su cuna sea,
¿cómo el Original? ¿Cómo podía
hallarse impuro con la culpa fea,
siendo de luz la sombra de María?
Melchor Pérez de Holguín.

Miembro de la generación de pintores barrocos americanos, cultivó de modo muy personal el cuadro de historia con un carácter narrativo y acumulación de diversas escenas, a veces con textos escritos (Entrada del arzobispo Morcillo en Potosí).
El realismo barroco, llegado a Bolivia mediado el siglo XVII a través de cuadros de maestros españoles como Zurbarán y Francisco Pacheco, revolucionó la escuela potosina, que halló en esta tendencia el molde que estaba buscando para la expresión de la realidad americana. El primero en manifestar esta sensibilidad fue el tenebrista potosino Francisco de Herrera y Velarde, al que siguieron casi de inmediato pintores pertenecientes a los grupos que se formaron en Collao, La Paz, Oruro y las poblaciones ribereñas del lago Titicaca. Leonardo Flores y Quispe Tito dieron el paso decisivo en la eclosión del barroco nacional, al que pronto se sumarían el extraordinario y anónimo "maestro de Calamarca" y el gran Melchor Pérez de Holguín, máximo representante de la pintura colonial boliviana.

Nacido en Cochabamba pero afincado en Potosí, Pérez de Holguín fue discípulo de Murillo en Sevilla y desde el comienzo de su carrera asimiló la influencia de Zurbarán, en especial en el tratamiento de las figuras ascéticas y místicas de su primera época. Su estilo alcanza la madurez y la singularidad cuando introduce la multiplicidad de figuras y el colorido más brillante en lienzos como El triunfo de la Iglesia, El Juicio Final oEntrada del arzobispo Morcillo en Potosí, que además de su valor pictórico son insuperables testimonios de las costumbres del lugar y la época, por el detallismo preciosista en la composición de cada uno de los múltiples personajes que pueblan las exuberantes telas.

Obras poéticas.

“Entrada del Virrey Arzobispo Morcillo en Potosí”.

”El juicio final”

Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos

Fue el pintor más importante de la época colonial española en Colombia. Trabajó durante una era dominada por el estilo barroco hispano-americano que prosperó a partir de 1650 a 1750.
Vázquez ha sido considerado como el pintor más grande proveniente de Colombia. La mayoría de sus pinturas son religiosas en naturaleza, con temas que incluyen la vida de Cristo y de la Virgen, de los santos, y de las escenas del nuevo testamento.
Gregorio Vázquez de Arce y Ceballos nació el 9 de mayo de 1638, en Santafé, Nuevo Reino de Granada (hoy Bogotá, Colombia). Creció en esa ciudad, en la sociedad criolla que se estableció en 1630. Descendiente de una familia de ascendencia andaluza, su familia era inmigrante de Sevilla, España, estableciéndose en América del Sur en el siglo XVI.
El área donde Vázquez creció tenía una cultura vibrante y artística. Esto influenció grandemente al joven artista, dándole un ambiente propicio.
Estudió en el Colegio Seminario de San Bartolomé, con los padres Jesuitas, y luego en el Colegio Gaspar Núñez de los padres dominicos. Sus primeras lecciones de pintura las recibió en el taller de los Figueroa del cual fue expulsado por envidia de su maestro en 1658.
De su matrimonio con doña Jerónima Bernal, tuvo un hijo a quien bautizó con el nombre de Bartolomé Luis. En 1701 Fue apresado y condenado a prisión por haber participación en el rapto de doña María Teresa de Orgaz, amante del oidor de la Real Audiencia, don Bernardino Ángel de Isunza y Eguiluz, a quien tenían recluída en el Convento de Santa Clara por orden del Arzobispo de Santa Fe. Al salir de la cárcel se vio reducido a una gran miseria.
En 1710 enloqueció definitivamente y no pudo volver a pintar. Falleció en 1711 en Santa Fe de Bogotá, a los 73 años de edad.
En 1863 Se colocó una placa conmemorativa en la casa en la que nació (calle 11 No. 3-99), que dice: "En esta casa vivió y murió Gregorio Vásquez Ceballos. Bogotá, su patria, se honra tributándole este homenaje. Abril 23 de 1863".
 Muestras poéticas.

“La muerte de San Francisco Javier”

”Investidura de San Ildefonso”



Juan Ruiz de Alarcón.

Juan Ruiz de Alarcón nació en la ciudad de Taxco, en el Virreinato de la Nueva España, el actual México, en 1581. Hijo de Pedro Ruiz de Alarcón, oriundo de la nobleza de Cuenca, y de Leonor de Mendoza, estudió en la Real y Pontificia Universidad de la Ciudad de México, aunque posteriormente viajó a España donde obtuvo el título de bachiller de cánones en la Universidad de Salamanca. Ejerció en Sevilla en 1606 y en 1608 regresó a México, para terminar sus estudios de leyes.
En 1614 se estableció de forma definitiva en Madrid, donde trabajó como relator interino del Consejo de Indias y se dedicó a la producción literaria. Se sabe que fue amigo, y tal vez colaborador, de Tirso de Molina. Su aspecto físico poco agraciado (ya que era jorobado, pelirrojo y muy bajo) le valió las burlas de sus contemporáneos, pero en su obra consiguió una victoria moral y racional sobre las injusticias de la vida. Ruiz de Alarcón creía en la política de la reformación, compartió la filosofía de Olivares, y su producción teatral se caracterizó por la agudeza psicológica, el carácter moralizante y el ataque a los vicios y costumbres de la época. Los personajes de sus obras sufren un conflicto entre pensamiento y acción que permitió la evolución de a comedia de caracteres.

Publicó veinte comedias en dos volúmenes entre las que destacan Las paredes oyen y La verdad sospechosa, esta última inspiró Le menteur de Pierre Corneille y El mentiroso de Goldoni.

Escritor y dramaturgo mexicano, máxima figura del teatro barroco hispanoamericano de los siglos XVI y XVII. Nacido probablemente en Taxco, Nueva España, a los 20 años viajó a Salamanca para estudiar cánones y leyes. Tras una estancia de dos años en Sevilla, en 1613 regresó a México donde ejerció el oficio de teniente de corregidor. Un año después volvió a España y se instaló de forma definitiva en Madrid, donde se dedicará a escribir sus comedias. En 1626 fue nombrado relator interino del Consejo de Indias. A pesar de ser un hombre tímido y con un aspecto físico grotesco que le hizo ser el blanco de las burlas de sus adversarios (era jorobado de pecho y espalda), se convirtió en uno de los tres mayores dramaturgos del momento junto con Lope de Vega y Tirso de Molina. Frente a los escritores de su época, Ruiz de Alarcón fue el único representante de la burguesía profesional. Su mentalidad de hombre de leyes explica el tono de sus obras, que no es demasiado lírico ni místico, y, aunque le interese lo mágico, es racional, verídico y ordenado. 

Muestras poéticas.

Fragmento de "Las paredes oyen"

DUQUE: Ni vi hermosura mayor, ni igual discreción oí.
JUAN: ¿Luego a Don Mendo vencí?
DUQUE: Preguntádselo a mi amor, ¡Vive el cielo, que estoy loco!
JUAN: (Mi invención es ya dichosa)
DUQUE: Será mi esposa.
JUAN: ¿Tu esposa?
DUQUE 
: Si.
JUAN: (Ni tanto ni tampoco).
MENDO: Dios os guarde, buena gente.
DUQUE: ¿Quién va allá?
MENDO: Don Mendo soy de Guzmán.
DUQUE: Por darle estoy Aparte el castigo aqui.
JUAN: Detente; que es Doña Ana esta puerta.
DUQUE: ¿Qué mandáis?
MENDO: Que me digáis, pues a doña Ana llevaís, ¿a qué hora se concierta la partida?
DUQUE: A media noche.
MENDO: Una cosa habeís de hacer, que me obligó a agradecer.
DUQUE: Decidla.
MENDO: Apartar el coche en que fuere vuestro dueño del camino un trecho largo, haciendo del yerro cargo a la obscuridad o al sueño.
DUQUE: ¿Para qué fin?
MENDO: Solamente hablarle pretendo, amigos, con espacio y sin testigos.
DUQUE: ¿Cosa que algún hecho intente que nos cueste?...
MENDO: No os dé pena, cuando yo os amparo, el miedo. La obligación en que os quedo publique acuesta cadena.



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David Alejandro Umanzor Umanzor #31














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